Uno de los pocos servidores públicos con el valor de enfrentar al crimen organizado perdió la vida luego de que se la arrebatara el crimen después de exigir una y otra vez al gobierno federal que actuara.
No pedía privilegios. No pedía dinero, no pedía ninguna locura. Pedía seguridad. Pedía justicia. Pedía lo que todos los mexicanos merecemos.
El hombre se cansó de gritar auxilio y nunca tuvo respaldo

La “transformación” se cae a pedazos.
El país arde, los buenos caen, los ciudadanos vivimos secuestrados por el miedo, y desde Palacio Nacional solo miran hacia otro lado




